lunes, 26 de septiembre de 2011

Criaturas curiosas: Duendes y dragones.

"Ábrete sésamo". ~ Palabras mágicas para abrir la entrada a la cueva de Alí Babá y sus 40 ladrones.

Anoche volvió a haber humo en las calles, así que decidí retomar esta historia inconclusa, que viene de: "Criaturas curiosas: Primer contacto".

Cuando miré para arriba, entre las ramas, vi una especie de bebote narigón, de contextura atlética, vestido con recortes de ropa vieja. Un duende.

- ¿Por qué me caminás por arriba del auto?- Le pregunté.- ¿No se rayan estos techos?

- Es que se me cayeron unos venenitos.- Dijo.- Fue sin querer queriendo, perdoname.

Entonces lo invité a pasar al auto a charlar un rato, cosa que agradeció; porque les da un poco de cosa que la gente los mire (no porque quieran esconder la magia del mundo, es un simple complejo de inferioridad: se sienten feos).

Le ofrecí un poco de agua y media banana (siempre llevo fruta en la guantera). El tipito chocho. Me explicó que nunca hay que apuntar a uno de ellos con una linterna, porque cuando eso pasa se hacen invisibles "sin querer queriendo". Lo malo es que si se quedan mucho así, mueren; y eso es una cagada porque se quedan invisibles y sus amigos no pueden volver a encontrar sus cuerpos. Por eso la luz eléctrica de las ciudades los mantiene alejados, excepto a él y algunos como él que se tapan con mucha ropa y vienen a hacer viajes iniciáticos al territorio de los humanos.

Me dijo cosas muy interesantes, como que pueden convertirse en comadrejas, iguanas, gatos y otros animales así, más que nada para cruzar apurados las rutas. Los más chiquitos se hacen cuises o ratones. Los más viejos, perros. También aprovechan madrigueras para vivir. Y admiran a los pájaros.

Y de tanto hablar y hablar, además de cosas que me pidió que no les cuente, me habló del pasaje "Dragones de Rosario". A mí siempre me había llamado la atención, es paralela a San Martín para el lado de Ayacucho, a la altura del 6400 más o menos. Parece que, aunque pocos lo saben, ese pasaje se llama así porque sus garages y galpones no son ni más ni menos que madrigueras de dragones. Y ellos tienen un rol esencial para el funcionamiento de cualquier ciudad. Son como un cuerpo de bomberos, pero al revés: Cuando es necesario, estos seres magníficos salen a quemar lo que haga falta.

Los duendes no están muy de acuerdo con esto, porque, aunque rechazan insistentemente la propiedad privada (simplemente la desconocen y se ríen de ella) son amantes de los objetos materiales. Es que para un duende todo objeto es una obra de arte, y destruirlo es un crimen. Pero este duende en particular se ponía un poco más en el lugar de los dragones: Dice que su fuego transmuta y cura.

Es por eso que ellos incendian lugares donde la gente se enoja mucho, para quemar esa furia y que no se transforme en algo peor. Ésa es su función principal. Pero, de vez en cuando, como no les gusta el olor, salen a quemar basura. Y algún que otro zarpado va a la isla a cazar vacas y sin querer se prende fuego un cacho de bosque...

¿Ahora entienden por qué era difícil de contar? Creerlo o no creerlo está en ustedes, como siempre.

Lo que les dejo a modo de evidencia, es esta noticia que refleja una joda que le hicieron los duendes a los dragones en la guerra cómica que se declararon mutuamente: Robaron unos castillos inflables que ellos habían alquilado para recordar sus gloriosos días medievales y sacarse fotos. ¡Con lo que les costó a los dragones alquilar castillos inflables! Imagínenselos tratando de hablar en humano por teléfono. ¡Ya sostener el teléfono es jodido para ellos!

En fin, que la magia los encuentre.

En cuanto a mi amigo el duende, me dijo que pase cuando quiera, que él conoce muchísimas historias de nombres de calles y criaturas ocultas... y es que éste ya aprendió a transformarse en perro.

4 comentarios:

  1. Ayer me pasaron dos cosas interesantes:

    Cuando estaba estacionado frente a la remisería, medio durmiendo, empecé a ver unas sombras que se movían como el agitarse de unas alas gigantes, entrecortando la luz. Pensé en los dragones, pero no me atreví a mirar.

    Y cuando estaba bajo el árbol del duende, también durmiendo, me despertó un golpecito en el parabrisas y un deslizarse: Eran unos brotecitos frescos que misteriosamente se habían desprendido y caido.

    Espero que eso signifique que les gustó esta historia.

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  2. Qué lindo. Yo vivo trabajando rodeada de gente, pero todavía no me contaron ninguna historia así. te mando un saludo enorme Eze!

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  3. me encanto la historia! informacion muy valiosa del mundo de la presencia magica que esta por ahi! todo esta vivo y toma conciencia de formas extrañas lindos misterios nos has comunicado... algunos entenderan...

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  4. el momento de intentar dormirse lo deja a uno en alfa con las antenas muy abiertas al bajo astral y la infinidad de inteligencias que pululan. las señales estan por doquier

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¡Gracias!