lunes, 26 de septiembre de 2011

Criaturas curiosas: Duendes y dragones.

"Ábrete sésamo". ~ Palabras mágicas para abrir la entrada a la cueva de Alí Babá y sus 40 ladrones.

Anoche volvió a haber humo en las calles, así que decidí retomar esta historia inconclusa, que viene de: "Criaturas curiosas: Primer contacto".

Cuando miré para arriba, entre las ramas, vi una especie de bebote narigón, de contextura atlética, vestido con recortes de ropa vieja. Un duende.

- ¿Por qué me caminás por arriba del auto?- Le pregunté.- ¿No se rayan estos techos?

- Es que se me cayeron unos venenitos.- Dijo.- Fue sin querer queriendo, perdoname.

Entonces lo invité a pasar al auto a charlar un rato, cosa que agradeció; porque les da un poco de cosa que la gente los mire (no porque quieran esconder la magia del mundo, es un simple complejo de inferioridad: se sienten feos).

Le ofrecí un poco de agua y media banana (siempre llevo fruta en la guantera). El tipito chocho. Me explicó que nunca hay que apuntar a uno de ellos con una linterna, porque cuando eso pasa se hacen invisibles "sin querer queriendo". Lo malo es que si se quedan mucho así, mueren; y eso es una cagada porque se quedan invisibles y sus amigos no pueden volver a encontrar sus cuerpos. Por eso la luz eléctrica de las ciudades los mantiene alejados, excepto a él y algunos como él que se tapan con mucha ropa y vienen a hacer viajes iniciáticos al territorio de los humanos.

Me dijo cosas muy interesantes, como que pueden convertirse en comadrejas, iguanas, gatos y otros animales así, más que nada para cruzar apurados las rutas. Los más chiquitos se hacen cuises o ratones. Los más viejos, perros. También aprovechan madrigueras para vivir. Y admiran a los pájaros.

Y de tanto hablar y hablar, además de cosas que me pidió que no les cuente, me habló del pasaje "Dragones de Rosario". A mí siempre me había llamado la atención, es paralela a San Martín para el lado de Ayacucho, a la altura del 6400 más o menos. Parece que, aunque pocos lo saben, ese pasaje se llama así porque sus garages y galpones no son ni más ni menos que madrigueras de dragones. Y ellos tienen un rol esencial para el funcionamiento de cualquier ciudad. Son como un cuerpo de bomberos, pero al revés: Cuando es necesario, estos seres magníficos salen a quemar lo que haga falta.

Los duendes no están muy de acuerdo con esto, porque, aunque rechazan insistentemente la propiedad privada (simplemente la desconocen y se ríen de ella) son amantes de los objetos materiales. Es que para un duende todo objeto es una obra de arte, y destruirlo es un crimen. Pero este duende en particular se ponía un poco más en el lugar de los dragones: Dice que su fuego transmuta y cura.

Es por eso que ellos incendian lugares donde la gente se enoja mucho, para quemar esa furia y que no se transforme en algo peor. Ésa es su función principal. Pero, de vez en cuando, como no les gusta el olor, salen a quemar basura. Y algún que otro zarpado va a la isla a cazar vacas y sin querer se prende fuego un cacho de bosque...

¿Ahora entienden por qué era difícil de contar? Creerlo o no creerlo está en ustedes, como siempre.

Lo que les dejo a modo de evidencia, es esta noticia que refleja una joda que le hicieron los duendes a los dragones en la guerra cómica que se declararon mutuamente: Robaron unos castillos inflables que ellos habían alquilado para recordar sus gloriosos días medievales y sacarse fotos. ¡Con lo que les costó a los dragones alquilar castillos inflables! Imagínenselos tratando de hablar en humano por teléfono. ¡Ya sostener el teléfono es jodido para ellos!

En fin, que la magia los encuentre.

En cuanto a mi amigo el duende, me dijo que pase cuando quiera, que él conoce muchísimas historias de nombres de calles y criaturas ocultas... y es que éste ya aprendió a transformarse en perro.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Pedacitos de la noche.

Foto: María Jimena Dominguez.
“Para mantener una verdadera perspectiva de lo que valemos, todos deberíamos tener un perro que nos adore y un gato que nos ignore.” ~ Derek Bruce.

Al Osvaldito, mi primer y único gato; y a Pastor, las Wandas, Yeni, Kazu, Harina y Botella, mis muchos perros de ayer, hoy y siempre.


De tanto andar por los mismos lugares empiezo a acostumbrarme a ver a los mismos animales en más o menos las mismas zonas de la ciudad.

Los perros tienen territorios más grandes, al menos eso parece: Anoche fui a buscar a un par de alegres catorces a un club por calle Paraguay y un hermoso perro parecido a un lobo nos siguió todo el recorrido. Me hizo acordar al Buck de "The call of the wild" de Jack London. Era un siberiano loco y corría a más o menos 25 km/h. Estuvo pegado al lado del auto todo el tiempo, mirando hacia adentro, sacando la lengua para afuera y desarmándose para transformarse en una especie de flecha peluda que cada tanto se cruzaba por enfrente del auto: "No me vas a pisar al perrito", recomendaba el feliz pasajero. "Ni loco, este perro es lo más", pensaba yo.

Cuando llegamos me explicaron un poco: "Él siempre nos sigue hasta acá, ahora le damos algo de comer y se vuelve para el club. En un rato llega el otro, que viene más lento." Se ve que son proclives a la demagogia esos bichitos tan peronistas.

Quizá alguna vez nos detengamos a analizar más profundamente su costumbre de ladrarle a las ruedas de los autos... Daría la impresión que el perro aprendió a ladrar cuando el hombre salió a probar la primer rueda. 

Ahora, los gatos. ¡Qué animalitos más misteriosos! No esos que ayer nomás le daban al Rock Nacional el  consejo del naufragio; Sí esos que se mueven sobre el pavimento como pedacitos encarnados de la noche.

Es maravilloso verlos cruzar: atentos a todo, moviendo sus patitas tan rápido que es como si, en vez de dar cada paso, les desapareciera una de atrás y les apareciera adelante, clavada al suelo; y su cuerpo se desliza en esta sucesión de apariciones como un gusano veloz de apariencia inmutable.

Detectan increíblemente todos los sonidos y cambios del ambiente: Anoche, mientras esperaba por el barrio de la mandarina, uno de ellos se detuvo en seco al escucharme hacer un ruido dentro del auto. Comprobó, como suelen hacer los gatos, que no pasaba nada muy interesante; y siguió de largo...

Una vez leí: "Los gatos, hace miles de años, eran adorados como dioses. No lo han olvidado."

domingo, 18 de septiembre de 2011

Zorros coreógrafos.

Manejar un auto es una experiencia maravillosa. Casi tanto como tener un cuerpo, excepto que es un cuerpo insensible de plástico y metal. Y además uno puede destruirlo sin necesariamente morir.

Cuando recién empezaba a manejar, allá por los años 00's, me parecía notar en el tránsito una especie de danza. Y cada tanto esa sensación vuelve a mí... Autos que van y vienen, que se cruzan, se alumbran el paso iluminando las esquinas, se gritan bocinazos o se abrazan entre sí o al entorno, en la escultura posmoderna de un choque.

El carácter de la coreografía es una perfecta descripción del estado de ánimo de la ciudad.  Y cada día, a veces cada hora, tiene la suya propia. Las hay ansiosas, irascibles, regulares, esquizofrénicas, armónicas. Hay solos, conjuntos, ballets enteros de automóviles que combinan sus formas y colores con el gris del asfalto como sustento.

Se siente. La frecuencia de aceleraciones y frenadas, el grado de facilidad para cambiar la marcha, para realizar maniobras y cambios de rumbo, la soltura o la sensación de claustrofobia que produce el quedar atascado en un embotellamiento.

Realmente, observar estas cosas le permite a uno dejar su mente y cuerpo encargados de dirigir el automóvil, y a la imaginación encargada de entretener con conclusiones. Y así surgió la de hoy:

Es un milagro que no se produzcan más accidentes.

Es un milagro que podamos manejar, todos los que manejamos, recorrer una ciudad cuadriculada, de calles rectas, semáforos intermitentes, luces rotas, apuros costumbristas, frustraciones... Y todo eso entre camiones, motos, autos, bicis y seguramente algún que otro espíritu protector invisible.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Wet dream.

Gracias a Pato por la imagen. (En facebook: Patricio Daveiga Fotógrafo).
A los chicos de Monólogos Desaforados, por la maravillosa función de anoche, y más.

Hoy también fue noche de estrenos.

Fue la primer noche que hice más kilómetros ocupado que libre. O sea, manejé más con pasajeros encima que sin ellos. O sea, rinde. Se supone que lo ideal es un 50 y 50. Es ir a buscarlos y llevarlos, pero a veces implica también volver, y si no sale un viaje por donde uno anda, se estiran los kilómetros desocupados. Re divertido, ¿no? Les contaría detalles de la fabulosa planilla que hice para llevar la cuenta de ridiculeces por el estilo, pero creo que sería aburrirlos innecesariamente.

Sobre todo habiéndome enterado gracias a la sección "estadísticas" del blog, que fue leído en Rusia. Es magnífica la obsesión por conocer cosas, cómo nos lleva a terminar enterándonos de datos así de extraños... Por suerte la guerra fría terminó hace rato, porque yo no quiero tener problemas con nadie, y estas cosas me dan un poquito de impresión... ¿Cómo habrá sido? Pensar que allá se está terminando el verano...

Una vez recuerdo haber interactuado con una chica rusa. Fue por chat. Ella estudiaba derecho, pero le gustaba la filosofía. Se llamaba algo con A. Estaba trabajando en una empresa interesante: Ella se mostraba por una camarita, en poses tentadoras, y el público podía elegir pagar con la promesa de ver algo más bien erótico... Yo, que entraba más de curioso y alpedista que de pajero, le empecé a hacer preguntas amables y terminamos hablando de Nietzsche.

Es que a mí siempre me produjeron sensaciones encontradas las barbaridades que suelen decir los hombres excitados a cualquier tipo de mujer. Uno no sabe si quieren atraerlas o alejarlas, pero pareciera más bien lo segundo. ¿Una manifestación de la histeria masculina? Siempre me acuerdo que una vez fui a Buenos Aires a acompañar a un amigo a buscar un bajo que compró por internet. Fuimos con un remisero, que manejaba (lejos estaba yo de intuir que alguna vez formaría parte del gremio), y un camionero, que cebaba mates. No es por alimentar un prejuicio, quizá bien fundado, pero ese día escuché el mayor número de piropos y vejaciones lingüísticas simultáneos que cualquiera puede llegar a escuchar en su vida sin vomitar... Uno de los más livianitos y simpáticos era algo así como "Te regalo un camisón de baba tejido artesanal". Los pesados se los dejo a su imaginación...

También fue la primer noche que trabajo con lluvia. No llovió mucho, es cierto, pero sí lo suficiente para mantener la ciudad mojada. Se nota a la primavera acercándose a mayor velocidad. Está ahí, a la vuelta de la esquina. Ya se huele en la tierra, y hace un tiempito que se asoma por los escotes de moda... Bueno, lo reconozco: No soy de piropear, pero sí de pispear... Así que si alguien precisa donaciones de saliva, las mandíbulas están abiertas.

Sobre todo si es por una buena causa, como abrigar a una mujer.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Criaturas curiosas: Primer contacto.

"¡Pero cuanto voy a contarte a ti y a todos mis honorables invitados, no me sucedió, en suma, más porque el destino lo había dispuesto de antemano y porque toda cosa escrita debe acaecer, sin que sea posible rehuirla o evitarla!" ~ Sinbad el marino en Las mil y una noches.


En Villa Gobernador Gálvez hay paro de recolectores de basura. Eso dicen. Y también dicen que son ellos los que desparraman todo en medio de las calles para impedir el tránsito, porque no les pagan. Y así es que la gente ha llegado a juntar montañas de desechos en las esquinas para prenderlas fuego y evitar que sigan pudriéndose en sus veredas. Esa es la versión oficial. Quién diría que me enteré de otra.

Esta ciudad siempre tuvo algo de pantalla de videojuego de zombies: Desolación, chatura, polvo y viento. Pero estas piras ardientes le dan el toque final.

Fue una noche de miércoles (de calendario, no de mala onda). O sea, fue una noche tranquila y de poco trabajo. Eso hay que decirlo. Pero es así todos los miércoles. Los lunes cada tanto son feriados, y los martes son bastante miércoles, pero sin el agravante de que la noche anterior sea la de un martes.

Así que estaba yo con estas cosas en la cabeza, en la zona sur de Rosario, después de un viaje que uno ya sabe que va a ser el último por un rato largo. Intentaba dormir, estacionado en una calle con garita en la esquina y sereno buena onda (las inseguridades no existen, pero que las hay, las hay). Y estaba a punto de lograrlo, cuando escucho un ruidito en el techo del auto. "Seguramente una rama", pensé. Pero no. Siguió. Y parecían pasitos. O sea: como si algo con patas chiquitas se moviera en el techo.

Miré a los alrededores, no se veía ningún movimiento. Me parecía imposible que algún animal se hubiera subido al techo, excepto un pájaro, pero a esa hora los pájaros duermen...

La verdad es que al principio me asusté bastante: el sonido resultaba explicable, pero solo por teorías delirantes. Así que esperé. Y después de un rato abrí la puerta, para bajarme rápido y mirar. Pude escuchar cómo se movían con agitación y cuando terminé de salir del auto lo único que vi fue que las ramas del árbol se agitaban. Miré un rato.

Justo antes de hacerlo me detuvo un quejido y una vocecita aguda que decía: "Pará, flaco, no prendas eso. Me hace mal la luz eléctrica."

Perdonen, pero me caigo de sueño. En otro momento les cuento bien lo que pasó, por hoy no me da más el cuero y todavía tengo que hacer una planilla. Déjenme consultar con la almohada cuál será la mejor manera de hacerlo... es un tema delicado.

Continúa en: "Criaturas curiosas: Duendes y dragones."

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Remís cero.

Bienvenido, fiel potrillo.
Empezamos de cero. La transmutación ha sido realizada.

Vuelvo de recorrer la noche a bordo de un reluciente Chevrolet Prisma. Sinceramente, es una experiencia alucinante: Por un momento temí que me pararan los zorros y me pidieran el carnet habilitante para conducir naves espaciales... Definitivamente, con un auto así, la promesa de no renegar parece estar cumplida. Y por sólo una pequeña sensación de ser esclavo temporal de la General Motors... "Al César lo que es del César."

Sí, la mitad de mis ganancias irán a parar derecho al pago de este nuevo vehículo. Y es un precio que he decidido justo, y una decisión que parece acertadísima: Tiene garantía, y de todos modos es muy poco probable que se rompa y haya que pararlo por la fuerza. La suspensión es excelente (de hecho agradezco recordar los baches sufridos con el otro, para no destruirla sin notarlo)... Y además la gente pone cara de satisfacción al ver que le ha tocado semejante remís, y me hace muy feliz brindar un servicio de traslado con esta calidad... voy a comprar bombones para compartir.

Y eso no es todo: puedo escuchar música enchufando el mp3. ¿Entienden? ¡Puedo escuchar música! Así es como inauguré los parlantes con "Nasty people" de Los socios del desierto, que me acompañaron junto a Pez, Masacre, Divididos, Puente celeste, Mess (gran banda rosarina cuyo disco pueden bajar haciendo click aquí) y los humildes ensayos de mi propia banda, Haz (ya tendremos algo para mostrarle al mundo).

Uau, acostumbrarme a saltar 23 años de tecnología automotriz no fue, después de todo, tan difícil. La pura verdad es que los autos no han cambiado mucho. Mecánicamente son las mismas ideas, salvo que se notan mucho menos. Hacen menos ruido, se siente menos el contacto con la tierra. Uno se siente en una burbuja de metal, vidrio y goma que flota por el aire. Quizás eso explica la pérdida de emociones que parece sufrir el gremio de los choferes... Yo elijo preservar mi capacidad de sentir.

Y aquí me alerto a mí mismo: Es que hay que andar con precaución con dirección hidráulica, un motor y un diseño que da pocas señales de velocidad, y cierto confort que da la sensación de estar en un living mirando una película 3D que trata sobre una calle que avanza hacia uno.

Un detalle gracioso, la patente es KIN 103. Kin, en maya, quiere decir día; y a cada día le corresponde uno de sus signos astrológicos: Los mayas poseían el calendario solar-lunar-galáctico más complejo y eficiente que se haya conocido antes de los telescopios y las computadoras... Y algunas personas reconstruyeron antropológica e intuitivamente su visión astrológica. El 103 es Noche Cristal Azul. Y en ese blog dicen de él:

"Permítete soñar la abundancia, toma conciencia desde lo profundo de tu ser que todo aquello que sueñas y deseas se puede hacer realidad, si tus intenciones son las que te dictan tu corazón, si tus anhelos son elevados y positivos confía que se pueden concretar.

Puedes materializar tus pensamientos, sueña y piensa que ya son reales, los misterios de la vida te son entregados, profundiza en tu interior.

La noche te trae la abundancia, solo desea desde el corazón."

Que así sea.

Si quieren descubrir su propio kin, no tienen más que hacer click acá y poner su fecha de nacimiento. También hay un link en la columna de la izquierda, la sección "Otras páginas interesantes".

Salud a todos, y espero que les guste la lavadita de cara del blog.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Intermezzo.

Nos hemos perdido momentáneamente en el limbo del cambio de auto. El blog espera renovarse (acecha múltiples iniciativas, y guarda su archivo de "anéctodas sin terminar"); y la billetera empieza a sentirse levemente anémica, así que pronto retomaremos esta suave afición de compartir anécdotas. En el último post se puede acceder al índice de lo ya publicado, sírvase que es tenedor libre. La "nube de etiquetas" (ese montón de títulos bajo la foto del panel) sirve para que usted seleccione los artículos con las temáticas que le plazcan. Ha sido un interesante hallazgo. Gracias por la paciencia, amig@ lector/a.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Despedida.

Adiós, fiel corcel.
Así es, estas anécdotas ya no sucederán "a bordo del móvil media-media o, para quienes prefieren las presentaciones telefónicas, "un 504 negro" (aunque, se puede decir, originalmente era rojo); ahora, el destino de los autos lo ha llamado a seguir su curso, formulario 04 mediante, fue transferido a un señor feliz que lo seguirá utilizando para trasladar personas de un lado a otro, y llenarse así la panza.

Ahora será el 28. Quedarán en sus asientos los recuerdos de cientos de historias. Quedará en la leyenda la comodidad legendaria de los Peugeots, mis noches de sueño en sus asientos totalmente reclinables, el frío de las chapas, el ponerle el tren delantero a los baches y seguir, con el apoyo de una suspensión sublime... Aquel primer viaje desde la base hasta Temporelli y Buenos Aires, en que me olvidé de encender el taxímetro y me dijeron "tomá, no te preocupes, son más o menos diez pesos siempre".

Adiós querido auto, gracias por mostrarme las calles, gracias por dejarte pilotear, gracias por servirme de espejo con tus fallas, y por darme vacaciones inesperadas. Y por esa última coincidencia que me comentó mi hermano: ese auto tuvo la patente de taxi 202 de Rosario, el mismo número que tenía el de mi abuelo en Santa Fe. Sigue el homenaje...

Pero esto no se termina, así que no deje de leernos, algunos borradores esperan su momento. Para los ansiosos, adelantos: Un episodio borgiano, un análisis de la formación de la ciudades industriales, otro de las bondades de aceptar la política como empresa privada, costumbres compartidas de las brujas y los gatos, el prócer inmortal, extraterrestres, fenómenos naturales fascinantes, investigaciones sobre nombres de calles, la misteriosa Universidad Cordobesa de la Magia... y muchas más cosas que aún no se me ocurrieron o todavía no viví...

Les dejo un índice de las entradas escritas y pensadas a bordo del "cascarudo enojado":

1 · Primera vez. 2 · Confiando en la inseguridad. 3 · El remisero fantasma. 4 · Arltiana. 5 · Erre erre pe pe (pe pé pe pé). 6 · La decepcionante aparición del Lobizón. 7 · El idioma "gordo". 8 · Retiro espiritual. 9 · Campaña contra el analfabetismo direccional. 10 · De vuelta a las calles. 11 · Payasos en el retrovisor. 12 · Instrucciones para ver el amanecer. 13 · Q.R.T. 14 · Gigante en la avenida. 15 · El guardaespaldas. 16 · Como los árboles. 17 · Hipotermia. 18 · Elogio de los baches. 19 · Homenaje. 20 · Despedida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Homenaje.


Con mis abuelos paternos, mi hermano y mis hermanas.
"Nada se pierde, nada se crea, todo se transforma." ~ Principio de conservación de la energía.

Al Abuelo Miguel (cumpliendo trece años de su último viaje conocido).

Un día como hoy se pararon los relojes de la casa de mi abuelo. Como hoy de números, no de sensaciones, no de realidades. Pero es lindo para recordarlo. Él fue, después de todo, el primer taxista de la familia, allá por Santa Fé. Suyo fue el primer quinientos cuatro, blanco, en que me subí en la vida: Asientos plastificados, el número 202 en el "sombrerito" de su taxi santafesino; y uno de los mejores choferes del mundo: Una vez me contaron su costumbre de parar, bajarse del auto, y asegurarse de que entendieran sus explicaciones cada vez que alguien le pedía una indicación de calles.

Te recuerdo, abuelo. Tus pies en la palangana con agua caliente y sal cada vez que volvías. Cómo te enojaste esa vez que nos retaron por usar los juguetes de una forma un poco exagerada, alguna navidad. Cómo extrañaba ir a Santa Fe para visitarte, a vos y a la abuela. Y ese sueño donde apareciste hace unos años para mostrarme algunas cosas que necesitaba ver.

Y cómo me dolió la sensación de no haberte conocido mucho. Si hasta me inventé el recuerdo de verte fumando tabaco en pipa, y me puse a fumar pipa yo sintiendo que seguía tu ejemplo. Ahora que hago lo mismo que hiciste, sé que nos conocimos lo que teníamos que conocernos y siento que te conozco un poquito más. Estás en mi corazón.

Gracias.

martes, 6 de septiembre de 2011

Elogio de los baches.

Todos los días paso varias veces sobre éste, en la esquina de casa. Parece la foto satelital de un lago precordillerano.
"Una mirada desde la alcantarilla también puede ser una visión del mundo" ~ Alejandra Pizarnik.

Si por algo se caracterizan las calles de Villa Gobernador Gálvez y Rosario (e imagino que las de muchas ciudades más) es por su enorme y surtida colección de baches. Realmente es una maravilla. Los hay de todos los tamaños y formas, solos y combinados con otras deformaciones del asfalto, el adoquinado, los mejorados y la tierra.

Entre hinchazones, placas de cemento torcidas y ciertas protuberancias que me gusta llamar "lomos de burro naturales", la variedad paisajística callejera, desde la perspectiva de una cucaracha, presenta el mismo contraste de relieves que para nosotros cualquier pedazo de cordillera.

Estoy muy de acuerdo con los pozos, y es por eso que me pondré a enumerar sus ventajas:

1 · Significan una medida de seguridad excelente contra el exceso de velocidad. Además, la huella psicológica que dejan hace de cualquier conductor un ser más cauto.

2 · Uno se acostumbra rápidamente a su existencia.

3 · No requieren gastos presupuestarios para ser construídos.

4 · Son un detalle vistoso del folclore callejero.

5 · Esa agradable sensación que producen las calles muy poceadas como de andar en canoa, contemplando a través del parabrisas un paisaje lunar.

Y de yapa, son los peores enemigos de los lomos de burro: Seres despreciables que significan un gasto para las municipalidades, cuya construcción conlleva un esfuerzo y que muchas veces no están señalizadas sin tener la sana inocencia del pozo.

Queda demostrado de sobra que los baches son una gran idea de dios, que ni siquiera permiten que los hombres se apropien de ella en sus anuncios políticos. Aunque uno puede llegar a sospechar que quizás existe un grupo secreto encargado de garantizar su existencia por buena voluntad.

Protejamos a estos hijos de la erosión, enemigos del progreso fanático y vano, maestros de la sorpresa y la paciencia.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Hipotermia.

Living Room. (Gracias María Sol)
"hElArte es cagarte de frío". ~ Charly García.

Hacía varias noches que no salía. Alguna vez me encontré muy cansado (prefiero manejar despierto). Otra me quedé sin embrague y hubo que esperar que el arreglista lo regulase, y entonces hubo que ir a comer con los demás remiseros a la casa de "el flaco". Otra noche  hubo otras cosas que hacer. Otra decidí salir a divertirme. Pero creo que todas esas eran excusas para escaparme de una sola cosa: El frío de estas noches.

Hoy un señor de cierta edad me decía que cuando era joven prefería el verano, pero ahora ya no, porque en verano te cortan la luz y no sabés qué hacer con el calor, tenés que andar comiendo livianito, y alguna que otra cosa más. En vez de eso, en invierno te tapás con mil frazadas, te abrigás con mucha ropa, y listo; y además podés comer cualquier barbaridad. Quizá no sea el caso del muchacho de la foto...

Cuando estás en un auto también se complica. Más si no hay trabajo y querés dormir. En marcha te bancás el ruido horrible del viejo motorcito de la calefacción. Pero cuando lo parás, como decía otro remisero, "las chapas se enfrían". Y uno envuelto en chapas frías siente cómo la carne pareciera endurecerse. Cómo la sangre circula despacito. En una estación de servicios o frente a la casa de algún amigo (un lugar cómodo por la costumbre, y sin la terrible luz fluorescente de las estaciones). El asiento reclinado al máximo. Todo el abrigo puesto y el cuerpo hecho un bollito. Así se puede llegar a dormir un poco.

Siempre atento al handy que puede gritar "media-media" en cualquier momento, y hacerte saltar al trabajo.

Es genial cómo el cerebro se acostumbra a una radio que habla seguido, cómo entiende que se puede dormir con eso sonando, y cómo te despierta cuando escucha tu número de móvil. Es como cuando te llaman entre el ruido de la calle y vos escuchás algo parecido a tu nombre, te das vuelta y te parece un milagro que efectivamente te estaban llamando.

Pero por ahí te quedás sin batería en la radio. Seguís durmiendo. Y te despertás al borde del congelamiento...

Moraleja: Elegí atentamente en qué condiciones vas a dormirte.